El detalle refleja perfectamente la cotidianidad, las estructuras arquitectónicas que se han configurado con el tiempo.
La minuciosidad por captar un conjunto, siempre desde los tejados, desde las terrazas para poder observar e interpretar cada una de las vidas que pueden esconderse entre las viviendas, intuir el movimiento de sus calles...
Xavier utiliza, en este caso el grafito y el óleo con colores tierras para poder capturar este momento y mimetizarlo con el pasado, un recurso que suele utilizar bastante para de alguna manera reivindicar el no tiempo, algo que el ser humano inventó para poder controlar toda y cada uno de nuestros pasos en la vida.
